“La Auditoría Superior de la Federación (ASF) aseguró que México tardará 188 años en abatir el rezago educativo, es decir, en lograr que todas las personas mayores de 15 años tenga al menos la secundaria terminada. De los 32 millones que están en rezago educativo, 5.2 millones son analfabetas, 10.2 millones no tienen la primaria concluida, y 16.9 millones la secundaria. Los resultados se dan, a pesar de que en todos los Programas Sectoriales de Educación desde 1989 hasta el actual, han puesto como prioridad, disminuir el rezago educativo”, (Sonia del Valle, periódico Reforma, 9 de noviembre de 2015).
Si seguimos como hasta ahora, usando a la educación para la insaciable miseria material y moral de los intereses políticos de grupos y personas o usándola como el campo de batalla de sus desacuerdos, cubriendo los conflictos con una cortina de humo de mentiras y propaganda; entonces el futuro que nos espera será cargar con un rezago educativo eterno y el fracaso como país. En el entorno mundial, las naciones que aventajan son aquellas que entendieron el valor de la educación como fuente del conocimiento, de la formación y de la democracia. Pero no se quedaron en la teoría, de la comprensión pasaron a la acción.
Los resultados de Planea, examen que sustituyó a la prueba Enlace, han mostrado que en el actual gobierno la educación no sólo se estancó, retrocede. La corte de voceros oficiales y oficiosos han invadido los medios para dar todo tipo de justificaciones, desde las más elaboradas hasta las más ridículas. La verdad objetiva, mostrada por ellos mismos, con los resultados de Planea, hace sospechar que se dedican a la politiquería y no a la educación. Su ocupación y su preocupación está en al reparto de puestos, sueldos, bienes y presupuesto que debe ser para la educación de los niños, adolescentes y jóvenes más pobres y necesitados de este país.
Hace algunos años, para elaborar un libro, Andrés Oppenheimer entrevistó a la presidenta de Finlandia, Tarja Halonen. Por esas fechas, Finlandia se había encumbrado a los primeros lugares de la educación mundial, lugar del que no se ha bajado. Las respuestas de la presidenta finlandesa son simples y magistrales.
Oppenheimer preguntó: “Cómo hizo Finlandia para pasar de ser un país agrícola que sólo exportaba madera a ser un exportador de alta tecnología”. La presidenta respondió: “El secreto es muy sencillo y se puede resumir en tres palabras: Educación, educación, y educación”.
“¿Y cuál es el secreto de su sistema educativo?, preguntó Oppenheimer”, la presidenta contestó: “Entre otras cosas, el excelente nivel de capacitación de los maestros. Para tener una buena educación, debes tener un buen gobierno, que no sea corrupto y que destine los impuestos que se recaudan a la educación”. Hay que mencionar que la educación en Finlandia es gratuita para todos, en todos los niveles y para todos los alumnos, quienes reciben una beca del equivalente a 450 dólares por mes para ayudar a pagar sus gastos de hospedaje, transporte y alimentación.
Se puede cuestionar que Finlandia es un país con seis o siete millones de habitantes. Entonces hablemos de China, un país que hace unos 20 años era más pobre que México; hoy es una potencia educativa y económica con más de mil 357 millones de habitantes. China sigue la filosofía de Confucio que viene de hace 2 mil 500 años. Decía Confucio: “Si tu objetivo es progresar un año, siembra trigo. Si tu objetivo es progresar diez años, siembra árboles. Si tu objetivo es progresar cien años, educa a tus hijos”.
México necesita para progresar y dejar de ser un país de corrupción, de esa que produce pobreza, tener buena educación con maestros capacitados, gobernantes y funcionarios que no sean corruptos y que sean eficaces, padres de familia que les interese la educación de sus hijos. Para lograrlo no se requiere de 188 años. Finlandia, Corea, Japón, China, Chile, Costa Rica, Cuba y varios países europeos lo lograron en un par de décadas. Todo se inició con un gobierno visionario y pleno de honradez, con voluntad educativa y política.
En la educación general de Querétaro, y en la educación de USEBEQ, permanece el beneficio de la duda y la esperanza.
Por: Amado López Guerra
