Es increíble cómo las épocas de reflexión, unión y amor en diciembre y enero, se han convertido en exceso del mercantilismo en donde parece que el regalo más caro es el grado de cariño en Navidad y Reyes.
Muchos mexicanos viven en pobreza extrema o la llamada clase media que según los economistas, está por desaparecer, ya que ahora o somos ricos o ya entramos en el rango de pobreza. El dinero no alcanza, y para cumplir compromisos económicos en estas celebraciones acudimos a saturar las tarjetas de crédito, empeñar, pedir prestado, solicitar programas de pagos diferidos en meses sin intereses, etc. Al no tener cómo responder a lo obligado y citado con antelación se cae en intereses moratorios, o bien pasa a la gestión de cobro a lo que las firmas de abogados normalmente señalamos como ‘cobranza extrajudicial’, en donde el despacho se encarga de localizar al cliente y exigirle el pago y aquí es donde aparecen desprestigiando la honrosa profesión de la abogacía los llamados ‘abogánsteres’ que se convierten en verdaderos gánsteres del derecho, ya que mandan cartas con “citatorios extrajudiciales, amenazas de embargos, penalidades de fraude, hostigan por teléfono a altas horas de la noche o bien muy de madrugada los fines de semana, e inclusive señalan la presión de que van a estar sujetos a la lista roja del buró de crédito, evitando así que vuelvan a otorgarles jamás otro crédito”.
Hay una anécdota en donde una firma de abogados le llama a una deudora con este enfoque amenazante diciéndole que era una morosa y que si no pagaba en 24 horas, la embargarían en contra de su voluntad con una orden judicial (tipo cateo) y que si se resistía la meterían a la cárcel; la señora de edad avanzada y enferma del corazón, se asustó tanto que fue a dar al hospital y se estaba muriendo. Los abogados de la deudora demandaron a estas personas, incluyendo a su cliente que en este caso era un banco y con procesos judiciales se logró que la deudora además de no pagarles nada les exigiera los daños y perjuicios, incluyendo el daño moral.
Con esto, quiero dar a entender que existen obligaciones y por supuesto hay que cumplirlas, pero para eso existe hoy en día la negociación, conciliación y mediación para llegar a acuerdos en donde ambas partes ganen o en su defecto acudir al juez que resolverá el caso ajustado a derecho y lo lógico es que el deudor tenga que pagar, pero existen formas.
Los deudores no son delincuentes, y hay que buscar esquemas de solución como por ejemplo en Estados Unidos le prestan dinero al que más insolvente es, precisamente para salir adelante y cumplir sus obligaciones. Las celebraciones de estas fechas son para demostrar amor, no debemos estar sujetos a la influencia de la mercadotecnia y consumismo que solo benefician a los comerciantes, y la abogacía es una profesión muy noble y digna, tratemos a nuestros clientes y destinatarios con el mayor respeto y no laceremos más a la sociedad con trampas y desencuentros.
“El derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando, Eduardo J Couture”.
Por: Sergio Arellano Rabiela