El municipio de Querétaro está por concluir su administración. Es un hecho que el edil capitalino, Marcos Aguilar, termina su gestión siendo sumamente cuestionado. Generó más obras que acuerdos. El éxito de un gobierno no se mide por la capacidad de generar infraestructura; se tiene que escuchar a la gente para poder trabajar en lo que en realidad se demanda.
Si es más urgente, por ejemplo, dotar a las escuelas de mejor equipamiento o controlar los índices de inseguridad (que definitivamente se han elevado), ¿por qué estamos construyendo puentes y ciclovías que solo vienen a entorpecer la movilidad de la ciudad? Hay que pensar en realidades, no en como deliberar el gasto público, volviéndolo infructuoso.
El gran dilema de los partidos políticos es a quién van a abanderar en las próximas elecciones; en el caso del PRI, se cuenta con una disyuntiva entre Mauricio Ortiz Proal y Francisco Pérez Rojas; ambos interesados en la presidencia municipal de Querétaro. Cabe mencionar que el legislador priista ya manifestó su intención de registrarse como precandidato esta semana. En cuanto al PAN, se vive la misma historia entre Gerardo Cuanalo y Luis Nava; el último de los mencionados es quien tiene mayor presencia por su trabajo al frente de la oficina de la gubernatura.
Por otro camino, transita a pasos firmes Luis Gabriel Osejo. Desde el primer minuto ha conseguido un apoyo monumental a través de firmas ciudadanas para lograr su registro como candidato, vía independiente. Tras la imposibilidad de transmitir sus propuestas debido a la ley electoral, no ha sido limitante para lograr el cariño de la gente; rodeado de jóvenes y una vibra particular, se ha caracterizado por su desempeño en el ámbito jurídico, periodístico y empresarial.
Las cartas están sobre la mesa: los institutos políticos no se deciden y cercanamente enfrentarán divisiones internas; el perfil independiente genera expectativa.
¿Por quién votará, estimado lector?
No me conteste; reflexionemos, es lo que el momento exige.