La Social-Democracia, como fuerza internacional, está en declive debido al surgimiento del populismo, sea éste de derecha o de izquierda.
Lo que fue un intento de sistema de gobierno que impulsaba el estado de bienestar, protegía al trabajador, impulsaba la igualdad económica, buscaba la igualdad de oportunidades, la seguridad social universal, el seguro del desempleo, la sindicalización colectiva y la supremacía del gobierno por encima de los particulares, con todo protegía y respetaba el libre mercado y las libertades empresariales en lo general, pero sobre todo ha respetado la democracia y su ejercicio cotidiano.
Este sistema tuvo su auge sobre todo en Europa, donde en los principales países gobernó con cierto éxito, no así en América Latina, donde los experimentos se desviaron terminando muy mal los experimentos argentino, ecuatoriano, brasileño y boliviano, por 2 factores: la quiebra económica de gobiernos dispendiosos y los ataques a la democracia. En la práctica les ganó la tentación populista. Gobiernos como los de Evo Morales o Lula da Silva fracasaron por los ataques a la democracia y a las instituciones que la hace funcionar del primero, y a la enorme corrupción del segundo.
Hoy la Socialdemocracia apenas sobrevive en Portugal y de una manera muy extraña en España, ya que la última elección perdió y pese a ello hoy gobierna. En Suecia ganaron apenas las elecciones pero tendrán que formar coalición con la derecha para poder hacer gobierno. En Chile recién perdieron las elecciones, en Costa Rica luchan por mantener el equilibrio fiscal y no entrar en el remolino de la crisis y Venezuela no cuenta porque el régimen chavista que está a un paso de terminar en un estado fallido jamás fue socialdemócrata, como tampoco lo es el corrupto régimen de Daniel Ortega en Nicaragua.
La clave del éxito de un gobierno de izquierda democrático es precisamente respetar la democracia y las instituciones, no caer en actitudes populistas que tarde o temprano desbaratan la economía, al tiempo que promueve la mayor igualdad posible. No parece ser el modelo mexicano.