Los puentes peatonales se construyen para “facilitar” cruces a pie
Raúl Lorea
Lo pongo entre comillas porque muchas veces resultan ser incómodos, sobre todo los que tienen rampas. Ya sea en espiral o en zigzag, un puente peatonal puede alargar un cruce de 50 metros hasta un total de 140 metros por las rampas, es decir un 280% más de lo que en realidad se necesita.
El cruce a nivel, por el contrario, da preferencia al peatón y provoca que los automovilistas detengan su avance por unos segundos para ceder el paso.
¿Por qué no se hacen sólo cruces a nivel? simple: los autos son primero. Lamentablemente la planeación urbana ha dado prioridad a los automovilistas por encima de los peatones, es decir, se privilegia al 30% de la población que tiene automóvil creando vialidades que no benefician a los peatones.
Este fenómeno se ha dado fuertemente en América Latina, derivado de una mala copia del urbanismo estadounidense donde es prioritario tener auto y las ciudades se diseñan en torno a él.
Los activistas más destacados en materia de movilidad sustentable consideran que los cruces a nivel siempre son la mejor opción. Lamentablemente la ciudad de Querétaro se mueve con la idea de que el peatón “estorba” nuestro camino cuando vamos en automóvil, al caminar la perspectiva cambia.
Por otra parte, los puentes peatonales no están pensados para las personas con discapacidad pues para ellos representa un esfuerzo casi 3 veces mayor para cruzarlos. Al terminar de recorrer esas rampas infinitas, hay banquetas, escalones, rejillas, postes, teléfonos públicos, o cualquier tipo de obstáculo que impediría continuar nuestro camino. Es por ello que la ciudad no es incluyente y pareciera a nadie importarle que así sea.
Existe una campaña a nivel mundial para retirar los puentes denominados “antipeatonales” y reemplazarlos por cruces a nivel de piso. ¿En México estaremos preparados para ello?
¿Se imagina, amable lector, que en toda la ciudad hubiera topes grandes como el de la Alameda sobre Av. Zaragoza para dar paso al peatón?
Valdría la pena hacer algunas pruebas con urbanismo táctico, para ver qué tan dispuestos estamos a pisar un poquito el freno por ese 70% de la población que no tiene auto.