Fernando Islas
Una vez más, el Congreso del Estado se encuentra en la boca del círculo político local. Uno de sus integrantes, Antonio Zapata, ha descalificado las movilizaciones en contra de la Ley Estatal de Aguas, argumentando que detrás del descontento popular se encuentra Morena.
Qué corta es la visión del ya tres veces diputado local. Acaso se habrá dado a la tarea de informarles a sus vecinos de Corregidora que impulsaría y aprobaría una ley que atenta contra el derecho humano al agua o en algún momento hizo público su intención de beneficiar a unos cuantos entes privados que tienen vínculos con sus correligionarios de partido, como Ricardo Anaya y el gobernador Kuri.
Triste, pero cierta la actualidad de la LX Legislatura, que ya con mayoría absoluta se acopla a los caprichos del Ejecutivo estatal, sin consultar a quienes dicen representar y, peor aún, atentando en contra de su estabilidad económica. No va ni un año y Querétaro se sumerge en una realidad que va desde un incomprensible reemplacamiento, privatizaciones, hasta una ola de violencia que parece no reducir su intensidad.
Es un hecho que, en dos años, veremos las consecuencias de estas acciones, pero para que el electorado tenga una opción viable, Morena Querétaro necesita una renovación, más cercana a la gente y alejada de la simulación.
Con fotografías no se construye una nueva realidad.