Claudio Sarmiento
“Parece que Querétaro no quiere a los peatones,” notó una joven recién llegada a Zibatá, proveniente de la Ciudad de México. Como muchas de las familias que se mudan a Querétaro buscando mejores oportunidades laborales y calidad de vida, sorprende que una ciudad con alta reputación como la nuestra haya construido vialidades nuevas pero excluyentes de las más básicas y progresivas infraestructuras de la movilidad urbana.
Un reciente video del gobierno del Estado de Querétaro proclama “Pase lo que pase, primero pasa el peatón,” invitándonos a respetar los señalamientos y a cuidarnos entre nosotros. Pero este tipo de mensajes, además de tener tintes paternalistas, supone que las vialidades de nuestra ciudad están enfocadas al peatón. Son tan escasas las facilidades para caminar en Querétaro, que un videoreportaje de @Pedaleanda sobre Juriquilla observa que “las banquetas son como unicornios, como milagros, como guiños.” Quienes caminan o corren por esta afluente zona queretana son despreciados por su ciudad y sus ciudadanos.
Y es que en Querétaro, el peatón solo es primero en el Reglamento de Tránsito, en días conmemorativos y en los discursos técnicos. En realidad, la cultura vial queretana sigue prefiriendo no detener sus automóviles o ceder espacio al peatón. Asimismo, los municipios de Querétaro y El Marqués solo toman en cuenta al peatón a posteriori, dotándole de la infraestructura más ineficiente, cara e insegura para su movilidad, en lugar de haberlos considerado… primero.
MT