Raúl D. Lorea
La coordinación interinstitucional es uno de los retos más complicados a vencer desde la administración pública para resolver ciertos proyectos en su totalidad.
La falta de coordinación interinstitucional provoca que en las obras públicas queden puntos sin atender como cuando un municipio no renivela los registros telefónicos por pertenecer a alguna empresa que no da rápida respuesta. O cuando algún Estado mejora algún camino vecinal y no reubica los postes de energía eléctrica por la falta de agilidad tramitológica con la CFE.
Hace más de 10 años me tocó recibir una queja ciudadana por una reparación de banqueta que no era atendida. Tras ir a conocer el caso, encontré que, en esas fechas, dicho municipio había firmado un convenio con la CEA donde, tras una reparación de fuga, el municipio estaba obligado a repara la banqueta, adoquín, empedrado, concreto hidráulico o asfalto donde se hubiera abierto la zanja.
Era evidente que la carga de trabajo del municipio no permitía que la Secretaría de Servicios Públicos (responsable del bacheo en ese entonces) pudiera atender tantas reparaciones simultáneas.
Es por ello que resulta sumamente importante la comunicación entre dependencias para lograr mejores resultados en la administración pública, y, para ciertos proyectos hará falta un ente mediador o coordinador de proyectos, como el tan citado “Instituto Metropolitano de Planeación” donde podrían desarrollarse proyectos de movilidad desde una jurisdicción mayor a la municipal pero con un criterio integral que vincule a todas las dependencias involucradas buscando un mejor resultado para todas y todos.