Mario Maraboto
¿Recuerdan cuando el ahora presidente de la República hablaba de la “honestidad valiente”? Fue uno de sus primeros lemas de campaña en la contienda electoral de 2006 y hoy sigue hablando de la honestidad y otros valores (integridad, honradez, profesionalismo, cabalidad, etc.), aunque la percepción es que en su gobierno no se vive nada de eso.
Habla de honestidad al referirse a sus colaboradores cuando asumen un cargo, pero más cuando se les critica por su dudoso desempeño ético o profesional. Todos quienes le han manifestado obediencia (más que lealtad) y son públicamente cuestionados por sus actos presumiblemente corruptos o su dudosa capacidad profesional, son defendidos por él destacando, fundamentalmente, la honestidad. De sus hijos sólo ha dicho que “no son corruptos”.
Algunos ejemplos: Cuando en 2019 AMLO aseguró que en su gobierno “importa más la honestidad que la experiencia’, defendió al nuevo titular de la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) de las críticas por su vertiginoso ascenso: “Ángel (Carrizales) es una persona con capacidad, es un profesional, es una gente honesta que tiene toda nuestra confianza…”
En 2020, en que se hicieron denuncias en contra del Subsecretario López Gatell por su desempeño ante la pandemia, AMLO lo defendió: “Es un profesional de primer orden, serio,… una gente decente, un hombre honesto, un auténtico servidor público”. Al dejar sus cargos las secretarias de Economía y de Energía, dijo de la primera: “Tatiana es una mujer con principios y recta y con criterio” y de la segunda: “Es una mujer excepcional; buena como profesionista tiene principios, tiene ideales, es una mujer honesta.”
Cuando Julio Scherer, su “Hermano”, renunció a la Consejería Jurídica de la Presidencia en 2021, AMLO se refirió a su sustituta, Estela Ríos, como “una profesional con principios, ideales, honesta y con toda la experiencia“. Ese mismo año, en febrero alabó al fiscal Gertz Manero “… por tratarse de un servidor público profesional, honesto, integro…”
En marzo de 2021, el Departamento de Estado de Estados Unidos señaló a Sanjuana Martínez, entonces directora de la agencia Notimex, como quien ordenó ataques en redes sociales contra periodistas que cuestionan el actual gobierno; la defensa presidencial: “una mujer honesta y una periodista integra”, aunque la semana pasada la desconoció y la tachó de mentirosa por sus declaraciones sobre presunta extorsión para enviar dinero a la campaña de la candidata oficialista, y defendió a los implicados, el Secretario del Trabajo y la Secretaria de Gobernación destacando su honestidad; lo mismo en 2021 dijo de su ahora candidata (“Es una mujer inteligente, trabajadora, honesta”) y recientemente sobre la ahora exfiscal de la CDMX y del vocero presidencial.
Qué curioso que, si tanto le preocupa la honestidad, sea un valor que no aparece ni una sola vez en la adaptación de la “Cartilla Moral” de Alfonso Reyes, realizada por su gobierno a fines del 2020, pero más curioso que en su gobierno no se cumplen algunos de los principios básicos de la cartilla como: “Evitemos imponer ‘nuestro mundo’ al mundo de los demás”, “No hay nada más valioso que la vida, la libertad y la seguridad de las personas”, “No se debe humillar a nadie”, “No mentir, no robar, no traicionar”, “Ser fraterno es hacer propios los problemas de los demás”, o “Los compromisos se cumplen”.
La honestidad es un valor que se vincula con la verdad y la transparencia y se antepone a la mentira, la falsedad y a corrupción y se manifiesta en los actos y expresiones de las personas. ¿Realmente todos los mencionados por AMLO, él mismo y muchos más de sus seguidores son honestos?