Como hace dos años, nos encontramos en un proceso de elección de nuevo presidente en el Colegio de Arquitectos del Estado de Querétaro (CAEQ). Es la primera vez que me toca votar, ya que en la ocasión anterior aún no tenía la antigüedad mínima para ello.
Esta vez, la elección gira en torno a tres candidatos de buenos perfiles que quieren presidir el 27.º Consejo Directivo del Colegio.
Quiero reconocer el valor y vocación que se debe tener para atreverse a liderar un gremio que se encuentra en un punto de inflexión donde debe renovarse, desprenderse de hábitos que no suman y abordar los nuevos retos que la sociedad del estado de Querétaro demanda.
Quien gane la elección debe tener un perfil que conozca las necesidades y retos de la iniciativa privada, tener capacidad de gestión con las autoridades, dejar a un lado los intereses personales y liderar con humildad a un gremio que tiene muchas herramientas para sumar al estado.
En este ambiente de cambios, también vale la pena destacar el trabajo que se hizo en el 26.º Consejo Directivo, en el cual, si bien no fue perfecto, muchas arquitectas y arquitectos dedicaron su esfuerzo y tiempo para contribuir de forma activa a un mejor posicionamiento del Colegio.
Ayer, celebramos la última asamblea y fue la última presidida por el arquitecto Aldo Alfaro, quien dedicó su trabajo por dos años y que se suma a mi lista de amigos expresidentes con los que tuve la oportunidad de colaborar a través de la Comisión de Arquitectos en materia de Urbanismo y Movilidad. Invito a todos los Cclegas a que ejerzan su voto libremente mirando hacia el futuro el próximo 22 de febrero.