Una de las cosas más difíciles de comprender en el inminente fin de la guerra civil siria es el papel de Turquía
Alejandro Gutiérrez
Este país inició una invasión a su vecino del sur en octubre del año pasado, supuestamente para evitar la creación de un estado kurdo independiente, pero la invasión se efectúa en dos zonas, una de ellas donde no hay kurdos y que abarca las provincias fronterizas de Idlib y de Alepo, mientras que la otra es en la zona kurda.
Turquía, que es miembro de la OTAN y supuestamente pertenece a la coalición occidental, ha estado armando, entrenando y apoyando a milicias del Estado Islámico que han combatido al Ejército sirio del presidente Bashar al-Asad, quien a su vez es apoyado por Rusia y por Irán.
Los denominados Ejército Libre Sirio, Ejército Nacional Sirio, el Frente de Liberación Nacional y otras milicias de Al Qaeda son facciones del Estado Islámico en Siria que han sido apoyados por los turcos, lo que le ha brindado al califato una salida política ante su inminente derrota militar, es decir, el Estado Islámico no ha sido destruido.
En días previos, los rebeldes del Estado Islámico/califato han atacado con drones la principal base aérea de los rusos Khmeimim, en el puerto mediterráneo de Latakia, lo que muestra que aún están activos y representan una amenaza para el futuro.
Lo que pareciera la ofensiva final de las fuerzas del Gobierno sirio se encuentran a punto de tomar la ciudad de Idlib y hostigan Alepo, encontrándose no solo a las milicias opositoras, sino al mismo Ejército turco, cuyos blindados son atacados por los rusos.
La lucha se ha centrado en la autopista M5 que corre de Damasco a Alepo y que ha sido retomada por las fuerzas del Gobierno.
Turquía se ha acercado a Libia, otro país envuelto en una interminable guerra civil, para tratar de asegurar los recursos de gas y petróleo en la zona oriental del Mediterráneo, pero en esto chocará con Grecia, Líbano e Israel.
Turquía ha pretendido asegurarse blindando sus 480 kilómetros de frontera con Siria mediante un cinturón de 30 kilómetros de profundidad.
El problema para ellos es si la alianza gubernamental siria-rusa-iraní triunfante se lo va a permitir y si esos conflictos no se trasladarán al propio terreno turco.
Su apuesta ha sido muy arriesgada poniendo en juego la estabilidad de su propio Gobierno, ante numerosos enemigos que la reconfiguración del espacio en Medio Oriente traerá para los intereses locales y de las potencias mundiales.