Iván Torres/Rotaciones
Generalmente cuando la violencia se desata en las tribunas en un estadio, sea de futbol, basquetbol, futbol americano, hockey y otros, tiene una connotación social que refleja las frustraciones de una comunidad en especial. Algo no está funcionando dentro de la sociedad y menos a nivel aficionado. Si bien estar dentro de un estadio permite “chiflar”, reclamar, gritar, criticar, aplaudir, vitorea, a los actores principales del espectáculo, el llegar a los golpes no es el camino para pasarla bien en un espacio destinado al entretenimiento.
Es sabido que en los Estados Unidos de América, la tierra de la libertad, cualquier expresión es respetada, hay reglas, hay límites y todos se sujetan a un orden como base de la convivencia social siempre tratando de evitar el caos. Ha sido muy extraño y ya desde hace un par de años, empezar a ver peleas en los pasillos de los estadios de la unión americana en los partidos del futbol americano, recuerdo uno en Houston, en San Francisco tras la eliminación de Dallas, en los pasillos del moderno estadio de los Raiders en Las Vegas, y algunos más. Recientemente, en los partidos de la selección mexicana, hemos visto peleas en las tribunas, sin ser privativas de hombres, sino también de mujeres. Lo sucedido el domingo pasado en el duelo de la Copa de Oro, entre México ante Catar, una riña que terminó con un hombre lesionado por arma punzocortante (navaja o cuchillo) detona una alarma importante porque generalmente nuestros paisanos no suelen ser violentos y generalmente van a divertirse. ¿Qué está pasando?. Nos reportan que mucho de su desfogue tiene como principio el estar lejos de su país, pero también están siendo hostigados por las presiones y políticas migratorias, pero también la polarización del país, sumado a una educación lírica o improvisada porque los padres inmigrantes han dejado crecer solos a sus hijos porque ellos han tenido que trabajar de manera incansable para alcanzar el sueño americano, en fin, varios factores que están afectando al espectáculo. Esperamos se ponga orden y no sigan sucediendo estos casos violentos, que la sensatez y un buen comportamiento prevalezca, es una llamada de atención fuerte.