Alejandro Gutiérrez Balboa
Se cumplen 50 años del derrocamiento de Salvador Allende Gossens y la toma del poder del Gral. Augusto Pinochet Ugarte. A falta de hechos históricos reales, la propaganda (narrativa) pretende distorsionar el desastre causado por Allende en Chile y presentarlo como víctima de un asesinato por los genocidas militares.
Salvador Allende alcanzó el poder en su 4º intento, el 3 de noviembre de 1970, con el 36.6% de los votos, bajo una coalición de izquierda denominada Unión Popular y que recibió subsidios para la campaña electoral de la extinta Unión Soviética, de Cuba y de la entonces Alemania Democrática. Fue el primer caso de un gobierno marxista en ganar una elección y no por la fuerza.
Como todo izquierdista, la intención de Allende y aliados era perpetuarse en el poder. Y también la de llevar adelante la revolución socialista. A fines de 1971, Fidel Castro efectuó una visita oficial a Chile de 24 días en los que aconsejó a Allende los pasos a dar y urgiéndole a efectuar la eliminación de los principales opositores.
La gestión allendista fue caótica: después de crecer a ritmos del 6% anual, Chile vivió en tan sólo 3 años un aumento impresionante de la deuda externa, una inflación galopante de casi 300%, la emisión de dinero sin respaldo, una grave escasez que provocó la marcha de las cacerolas de amas de casa inconformes; las reservas se evaporaron, cayó la inversión, se tuvo que recurrir al racionamiento que provocó colas interminables para obtener apenas lo indispensable o ni eso. Ante la escasez, se tuvo que recurrir a la importación de alimentos, floreció el mercado negro, hubo una racha de quiebra de empresas; el gobierno lanzó la expropiación masiva de empresas agrícolas e industriales, destacando el cobre, principal producto de exportación. Las empresas expropiadas se vieron ante un manejo ineficiente, se disparó el déficit fiscal y pronto Chile se vio en quiebra económica.
Al momento del golpe militar, el 65% de la producción industrial estaba en manos del estado. El objetivo era convertir el país en foco de agitación política para todo el cono sur y lo que finalmente provocó la intervención militar fue el descubrimiento del Plan Z, que eliminaría la dirigencia militar y opositora.
La izquierda chilena realizó un mal cálculo. El problema no fue Pinochet, sino toda la estructura militar y la mayoría de la población que pidió su intervención para salvar el país. Al ver los movimientos, Allende se quitó la vida con la metralleta que le regaló Fidel Castro. Esos fueron los hechos, lo demás no es sino “narrativa”.