Alejandro Gutiérrez Balboa
Los arcadianos eran una población católica canadiense que habitaban las provincias atlánticas, lo que hoy es Nueva Escocia, Nuevo Brunswick y la Isla del Príncipe Eduardo. Como consecuencia de la Guerra de los Siete Años (1756-1763), Inglaterra, apoyada por las entonces 13 colonias de Norteamérica, afianzó su dominio sobre aquella parte de Canadá, que había colonizado y dominado Francia.
Al vencer en la guerra, Inglaterra exigió un juramento de lealtad a la corona británica. Los arcadianos se negaron a ello y la respuesta inglesa fue su deportación, expulsión, genocidio y limpieza étnica; los desplazados arcadianos tuvieron que huir a varios países, perdiéndose su rastro, en una palabra, desaparecieron.
En estos momentos, alrededor de Nagorno Karabaj, de una población total de no más de 150 mil personas, la gran mayoría huyen ante la embestida de Azerbayán. Se trata de armenios que habitaban un territorio milenariamente suyo, que tuvo que ser declarado autónomo a raíz de la guerra con Armenia, y que desaparecerá ante la indiferencia mundial.
Armenia ha sufrido otros genocidios y limpieza étnica a manos de los musulmanes, primero de Turquía en la Primera Guerra Mundial y ahora de Azerbayán. La gran mayoría tuvo que huir, existen descendientes de armenios en prácticamente todo el mundo, pero la pequeña población restante en su país, unos 2 millones 800 mil habitantes, ha vivido y ahora lo tendrá peor, ante la amenaza musulmana. Las escenas de los desplazados son indescriptibles, lo han dejado todo para salvar la vida… de momento.
En nuestro propio país, un gobierno cómplice del crimen organizado, mira hacia otro lado ante los desplazados en varios estados, víctimas de las extorsiones, del reclutamiento forzoso de jóvenes, los asesinatos, ajustes de cuentas y abiertos actos de terrorismo (en Guerrero ha sido arrojada una granada sobre un domicilio). Se dejó hacer, en pago a favores anteriores y hoy campea el más completo desorden. Los desplazados mexicanos se van a Estados Unidos o a otros estados del país, pero su situación es la misma: en total indefensión y la ausencia casi completa del Estado.
Se llegó a una situación límite y la presión del vecino del norte cada día apretará más, ante las evidencias de la colusión con los malos de la banda que mal gobierna.