Alejandro Gutiérrez Balboa
El conflicto entre Israel y los grupos terroristas Hamas y Hezbolá es, hasta ahora, un conflicto limitado. Y así debe mantenerse.
En efecto, Israel está entrando en la Franja de Gaza para desarticular toda la compleja infraestructura terrorista que utiliza Hamás, con túneles y almacenes subterráneos, para desde ahí lanzar sus ataques contra territorio israelí. Por el lado de Líbano y de Siria, algunos puntos han sido atacados para eliminar las bases de los ataques también contra Israel.
Pero ambos grupos no actúan por iniciativa propia, su principal ayuda, armamento y entrenamiento provienen de Irán. Hasta ahora, los judíos no le han hecho pagar a este país su financiamiento y adiestramiento. Pensar en un conflicto armado y abierto entre Israel e Irán es algo muy peligroso, toda vez que ambos protagonistas cuentan con un ejército y un arsenal que garantiza la destrucción de ambos países.
Otro actor importante en el conflicto es Egipto, país que se ha negado a recibir refugiados de la Franja de Gaza, con la que colinda. Egipto se ha visto renuente a involucrarse en un pleito que no es suyo, y hace bien. Nada tiene que ganar en una guerra regional.
También está Turquía, país que se ha visto colocado, en fechas recientes, como un actor importante, toda vez que retrasó y condicionó el ingreso de Suecia y de Finlandia a la OTAN, países que ya desde hace un año podrían haber ingresado de no haber sido por la negativa turca. Su dirigente Recep Tayyip Erdogan, muy cuestionado internamente por si autoritarismo, se ha pronunciado en contra de Israel, lo que es analizado como un intento más de influir en la región. Turquía no está ayudando en nada.
También está Siria, país que no concluye su sangrienta y prolongadísima guerra civil, aunque es muy claro el triunfo de Bashar al Assad, viejo aliado de los terroristas en Palestina y muy cercano a Irán.
Desde luego, faltan las grandes potencias, Estados Unidos, Rusia y China, mas varios países europeos con intereses en la región o en la geopolítica. Todos ellos calculan sus jugadas para controlar más o para perder menos, destacando la alianza de facto Rusia-China-Irán, que no presagia nada bueno para el conflicto. Por todo ello, debe mantenerse como uno limitado, breve y mirando hacia el futuro, porque ese tablero habrá de testimoniar aún muchísimas partidas entre los interesados.