Sergio Arellano/Asesor en Derechos Humanos
@siarellano5
México se solidarizó con el puerto de Acapulco tras la llegada del huracán Otis, mismo que dejó unos estragos profundos en la infraestructura y en la vida de las personas que habitan o disfrutaban de este destino.
Ahora bien, la población que tiene un sentido de pertenencia con este lugar, tiene que enfrentar el desabasto, las adversidades producidas por el clima, la ola de insectos, así como los efectos que se derivan de la inseguridad. Así las cosas, estimada o estimado lector, me gustaría que pensáramos en una persona que padece de una enfermedad crónica y necesita un medicamento para su subsistencia; tiene que entrar a un centro de distribución abandonado, rompe una ventana para accesar y toma su dosis sin permiso, toda vez que sus operadores están desaparecidos.
¿Se justifica la rapiña en una posición vulnerable? En adhesión, ¿se convalida el robo bajo las circunstancias de un desastre natural? Para solucionar estas interrogantes, tenemos que hacer un análisis muy estricto, ya que también se han apropiado de ciertos bienes, por ejemplo, electrodomésticos o equipos de tecnología -justificando estas acciones para garantizar el ingreso que requieren sus familias-, una vez establecido este panorama, ¿cuáles serán las acciones legales del microempresariado?
En el mejor de los escenarios, tendrán un seguro que los respalde. Para los que no tuvieron esta posibilidad, se tendrá que denunciar ante la fiscalía para encontrar a los posibles responsables y, en esta lógica, ¿se tomará en cuenta la vulnerabilidad del imputado en el caso concreto para una formal acusación? Sin duda es una pregunta interesante que deberá ser analizada por los juzgadores bajo los más altos estándares de derechos humanos, utilizando una estrategia de ponderación.
Por el momento, espero que mejoren las condiciones en Acapulco, confío en la enorme contribución que hemos demostrado como país, siendo creyente de que las minorías que atentan contra el estado de derecho, no nos distinguen.