Alejandro Gutiérrez Balboa
A un año de celebrarse las elecciones presidenciales en Estados Unidos, de acuerdo a las últimas estimaciones, las preferencias electorales entre el actual presidente Joe Biden y Donald Trump, le darían la victoria a este último. Al respecto, conviene hacer 2 consideraciones.
Primero, y aunque sólo falta un año, el escenario puede cambiar radicalmente. El presidente Biden cumplirá el 20 de este mes 81 años lo cual, aunado a sus disminuidas capacidades físicas y mentales, bien puede dar paso a una candidatura distinta por parte del partido Demócrata. Además, han sido notorias su debilidad política, su falta de liderazgo lo mismo en la política doméstica que alrededor del mundo. No representa hoy ni con mucho la mejor carta de su partido.
Por su parte, Trump se ve una persona sin problemas de salud o de debilidad. Por el contrario, y aunado a la imagen que dio durante su período presidencial, se muestra a sí mismo hoy como un personaje agraviado por el sistema y (nos recuerda a otro vengativo personaje) presto a que la sociedad le “haga justicia” de un supuesto fraude electoral en la reciente contienda electoral. Pero Trump cumplió en junio 77 años y tiene pendientes con la justicia, sobre todo por haber incitado a una turba a tomar el Capitolio en Washington el 6 de enero de 2021 para tratar de impedir que el Congreso certificara los resultados del Colegio Electoral que le daban el triunfo a Biden. Peor para él, no nada más por eso; tiene querellas civiles y penales a nivel federal, estatal y hasta de ciudades por distintos cargos.
Trump representa el apoderamiento del partido Republicano por un grupo populista, demagogo, chauvinista, supremacista, xenófobo y antidemocrático. También ha quedado al descubierto el posible chantaje del gobierno ruso al ser sorprendido en conductas “impropias”, en un viaje a aquél país, así como la abierta intromisión de la inteligencia rusa en las elecciones de 2016 que afectaron la candidatura de Hillary Clinton, Tampoco está garantizada su candidatura, aunque hoy está más firme que Biden.
La segunda consideración tiene que ver con un eventual regreso a la presidencia de Trump, en la que todos coinciden que sería una calamidad para el comercio internacional y, en última instancia para los propios Estados Unidos. Trump representa el proteccionismo, el inminente aumento de tarifas arancelarias a las importaciones del exterior nos afectaría a nosotros en primer lugar. Pensar en una posible congelación del Tratado de Libre Comercio es un escenario a considerar.