Sergio Arellano/Asesor en Derechos Humanos
@siarellano5
Este lunes comenzaron las precampañas en México rumbo a la Presidencia de la República en donde destacamos el registro de tres perfiles: Samuel García, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez; quienes han estado haciendo política desde mucho antes, evadiendo los actos anticipados de campaña regulados por nuestra ley electoral.
Al respecto, la autoridad en la materia ha sido sumamente permisiva ante dichas intenciones que, hasta el día de hoy, revisten de legalidad. Ahora bien, estimada o estimado lector, como es costumbre, tenemos que desmenuzar las aptitudes y debilidades de quienes suspiran por la silla de palacio nacional desde una óptica de derechos fundamentales, comenzando por el gobernador con licencia del Estado de Nuevo León, quien fue promotor del empoderamiento de los grupos en situación de vulnerabilidad al destinar secretarías de estado para su atención; no obstante, el vox populi no olvida que su visión de igualdad sustantiva fue una estrategia de imagen pública mas que una convicción personal.
En segundo término, la favorita del régimen en turno, se posiciona como la rival por vencer, quien ha sido cuestionada por su opacidad al gobernar la Ciudad de México, particularmente, al afrontar la aclamación de justicia de las víctimas indirectas de lo ocurrido en la línea 12 del metro.
Por añadidura, la elegida por el Frente Amplio por México, se presume con una amplia experiencia en el tema de pueblos originarios, sin embargo, su paso por el Senado de la República, fue más mediático que propositivo.
Así las cosas, les comparto una primera impresión de lo que será una larga carrera presidencial llena de discursos, errores, aciertos y visiones de futuro que, espero, sirvan para el desarrollo pendiente.