Roberto Mendoza
Preguntar es uno de los pilares de la inteligencia humana, la respuesta a cualquier pregunta abre un sinnúmero de posibilidades sobre la capacidad de interpretación, una vez que nos han preguntado, el cuestionamiento pasa a ser propiedad de quien responde y puede interpretarlo de diversas formas; de esa abstracción proviene la solución a la incógnita, no siempre nos dice lo que nosotros queremos o esperamos escuchar, no porque el otro no entienda nuestra demanda, sino porque con la réplica se puede también agredir, acusar, insultar, educar, ejemplificar o simplemente ser asertivo o negar.
La curiosidad es la máxima herramienta del periodismo, los periodistas siempre están observando, deduciendo y preguntando, cuando interpelan al poder, no siempre consiguen reacciones verdaderas que lleven a esclarecer una cuestión para que la información se complete, el poderoso no siempre considera pertinente responder y eso perjudica el trabajo del periodista, pero este oficio es para los perseverantes, si no se resuelve con una fuente, hay que ir a otra y a otra, intentar y volver a hacerlo, hasta que se llega a un punto donde pensamos se descubre la verdad o donde se revela lo que se busca.
Los mexicanos somos una sociedad cerrada, discreta, casi nunca decimos las cosas de frente, incluso buscamos metáforas, suavizamos lo que consideramos una respuesta agresiva, casi nunca buscamos el conflicto y la mayoría de las veces nuestras respuestas, modismos y múltiples significados de una palabra confunden a los extranjeros y a nosotros mismos.
Cuando se anunció el espacio diario de las mañaneras, pensé que sería la oportunidad de un verdadero diálogo con el poder, que se podría, por fin, saber de primera mano, los entresijos de las decisiones de la autoridad más grande que hay en el país.
Desde la primera conferencia del 3 de diciembre de 2018, se empezó a notar que este espacio iba a ser usado para la propaganda y para mandar mensajes crípticos, en el minuto 40 de esta, el presidente asegura: “Tengo las riendas del poder en las manos, es decir hay gobierno en México”, no responde esta declaración a nada de lo que se le pregunta, pero queda claro que quiere mandar un mensaje y así ha sido desde ese día, el supuesto “diálogo circular” se usa como panfleto de este régimen , lo mismo para reclamar, advertir o amenazar. También se miente, al principio se hacía diciendo verdades a medias, pero después mentiras sin adjetivos. Se agrede, se hacen juicios sumarios y se regaña. Se dan largos discursos con interpretaciones fantasiosas, interesadas, mentirosas y exageradas de la historia.
El presidente usa las mañaneras para victimizarse, para decirse lastimado, es el presidente más agredido de la historia, a quien se dirigen los peores insultos, se lamenta porque cree profundamente que él no se pertenece, al mismo tiempo es el prócer más grande de la historia, el líder que cumple su palabra sin importar las dificultades, el que resuelve todos los problemas, merece ser escuchado, obedecido, y ungido por que ganó la presidencia con la legitimidad de 30 millones de votos, aunque seamos 126 millones de mexicanos. Una de sus misiones es matar la curiosidad, no quiere preguntas, porque está seguro que su palabra basta, siempre tiene otros datos y dice que puede demostrar sus dichos con sus supuestos hechos. Es perfecto, sus legiones lo defienden, su palabra es la liturgia diaria de sus fanáticos.
Él es el poder y la gloria, el que nunca se equivoca, su familia y él están por encima de la Constitución, de las mujeres y los hombres del país, es el pueblo, siempre tiene la solución sencilla a todo, es la encamación de la ley, a quien hay que rendirle honores y cánticos, para fines prácticos, es la Patria.