Los Blanchet/Caldo de cultivo

Mentiría rotundamente si dijera que subirme a un avión es lo mío. Eso de despegarme del suelo, ni con el ego, decía mi abuela. Cuando era menor no solía tener miedo, pero todo cambió cuando crecí porque, por azares del destino y por necesidad, trabajé durante siete años en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en la coordinación de vuelos nacionales e internacionales y en líneas aéreas. Ahí aprendí bastante bien algo de las tripas del mundo de la aviación, y créame que es apasionante. Viví la adrenalina diaria de recibir miles de personas de todo el mundo, como también vi partir a miles más hacia otras latitudes.

Aunque he de contarles que mi pánico por volar viene de dos eventualidades: la primera, de acudir con frecuencia a los llamados de emergencia de aterrizaje en el lugar llamado “la Gota”. Esta área está localizada en el fondo de la zona de pistas del aeropuerto, y es a donde envían a las aeronaves con reporte de siniestro (así, como en las pelis), que incluyen fallas o problemas de la nave que pueden comprometer su aterrizaje. Nuestra labor era recibir a los pasajeros sanos y salvos sin que “pandara el cúnico”.

Recordemos que en 1952 el entonces presidente de México, Miguel Alemán, inauguró oficialmente lo que hoy se conoce como Terminal Uno (ya vamos en la tres), en los tiempos en los que el aeropuerto estaba totalmente apartado de la mancha urbana por ser un lugar de alto riesgo. Para empezar, ahí juntito se hallan los tanques de turbosina. Agregue el ruido, la contaminación o simplemente la compleja maniobra de aterrizar un avión, que no es como estacionar un “vocho”. Todo ello justificó también la estratégica ubicación de la famosa “Gota”alejada del centro de mayor tráfico de viajeros y personal en el AICM.

Pero desde los años ochentas la mancha urbana se devoró al aeropuerto, poblándose sus alrededores de manera frenética y haciendo parecer que el aeropuerto era el que había invadido a la zona urbana. Con decirles que a la “Gota” la separa tan sólo una barda del Circuito Mexiquense. Por el otro lado, los aviones bajan el tren de aterrizaje por encima del boulevard Puerto Aéreo, permanentemente retacado de automóviles circulando a 5 por hora. Todos estos factores, por años, han sido una presión para los gobiernos en turno hacia la reubicación del aeropuerto a un nuevo sitio, una vez más, a las afueras de la ya monstruosa ciudad.

Retomo: el segundo trauma a volar ocurrió en el año 2005 en un vuelo Colima / CDMX, en un pequeño avión de Aeromar, en un trayecto con turbulencia desde que despegó hasta que aterrizamos. Hubiéramos jurado que ese avión tenía Parkinson o el piloto venía escuchando reguetón (porque ya existía). Todo el camino se nos fue entre recordatorios de progenitora, jaculatorias, imágenes mentales del desprendimiento de las alas del fuselaje, náuseas y conatos de “guácara” (desde ese entonces tomamos dramamine hasta para agarrar el carrito del super). El caso es que, al descender de la nave en cuestión, emulamos al Papa San Juan Pablo: nos hincamos y besamos el piso.

Pero haber trabajado en la aeronáutica no sólo me llevó a tenerle miedo a volar. También me divertí, conocí cientos de personas de distintas procedencias y culturas y, por supuesto, el Duty Free. Por otra parte, aprendí que un Aeropuerto Internacional tan grande como el Benito Juárez es como una ciudad que nunca duerme, se rige por sus propias normas y parece que tiene vida propia. Es por eso que me atrevo a expresar que ahora, en la tan pomposa y polémica inauguración del AIFA (Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles), las cosas no se han hecho al nivel y expectativa esperadas. En una terminal aérea internacional se pretende proyectar vanguardia, tecnología, servicio, seguridad, competitividad y cultura, por mencionar algunas, pero francamente la baja respuesta de participación de las líneas aéreas (sin ellas no hay aeropuerto), aunado a la obstinación en el proyecto, no ha sumado a que el mundo y los mismos usuarios mexicanos vean con buenos ojos lo que debe de ser una conexión importante de comunicación con otros países.

Espero que el tiempo me haga cambiar de opinión y que verdaderamente sea lo que se espera, pero por el momento las señoras vendiendo tlayudas, el ambulantaje de recuerditos, la primera dama con el chistorete que le salió del alma y la Sheimbaum sintiéndose la dueña en la inauguración, me indican todo lo contrario.

Ah, y como comentario final: viajar en avión nunca ha estado en la canasta básica del pueblo.

Tigre

Lamentable el desenlace del caso del tigre blanco reportado como desaparecido en el estado de Guanajuato y que muy probablemente sea el mismo que fue ultimado en las inmediaciones de Huimilpan por sus cuerpos de Protección Civil. Y no es criticable que estos equipos actúen en las labores propias de la protección de las personas y de sus bienes, -que es su razón de existir-, pero sí lo es la concatenación de los factores que desembocaron en la muerte del animal, como fueron su probable posesión ilegal, su fuga de cualquiera que haya sido su refugio o estancia, -seguramente producto de la negligencia de alguien-, y el no contar con el equipo humano y técnico adecuado para el rastreo y la captura segura de ejemplares animales cuya situación de escape implica un peligro, incluso para ellos mismos, unidades de respuesta que desde hace mucho tiempo operan en los países desarrollados, con la consigna de respetar y preservar la vida del animal a asegurar, más aún tratándose de ejemplares tan especiales y apreciados, como fue el caso.

Es perfectamente entendible y compartimos la frustración de la rectora de la UAQ, Teresa de Jesús García quien, al enterarse de la situación, ofreció ayuda especializada para la captura segura del felino, sin recibir respuesta alguna.

Queda mucho por avanzar en este rubro.

La Primavera

Ahhh. Siempre será bienvenida su llegada, y más para esta pareja de escribientes, -activos integrantes de la ‘criti-cracia’ queretana- quienes, el 21 de Marzo de un lejano año, iniciaron su relación amorosa tras un “kiss me” que proferí en una romántica cafetería de Av. de los Insurgentes, en la ahora CDMX, solicitud que recibió respuesta puntual y diligente, concluyendo en gran bodorrio y, henos aquí, felizmente compartiendo todo tipo de ocurrencias semanales con ustedes.

Disfrutemos con todo esta estación y de las historias que en ella surgen, más ahora que el mundo y este país atraviesan los tiempos más inéditos y oscuros desde hace un buen rato.

Le esperamos el sábado a las 9:00 de la noche en la KJeta por el Canal 10 de RTQ en señal abierta y de cable, y por streaming en rtq.mx. También le recordamos que tenemos una cita aquí el próximo jueves…para echarnos otro caldito.

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