Claudio Sarmiento
“No podemos negar la cruz de nuestra parroquia.” Como dice el dicho, no podemos negar nuestros preceptos verdaderos, aunque digamos o queremos aparentar lo contrario. Lo mismo sucede con los proyectos de movilidad urbana en Querétaro: las intenciones son buenas pero, en el fondo, responden a una fuerte predilección automovilista.
Esta semana comenzó con una declaración del gobernador Kuri sobre el proyecto de carriles confinados de transporte público sobre Bernardo Quintana (un malentendido). Algunos celebramos la idea, aunque esto implicara una extensión del intenso tráfico actual. Pero otros se alarmaron por el prospecto, porque la creciente oferta de automóviles y la exigencia por mejores vialidades para ellos sigue siendo muy pujante. También comenzaron las obras del estacionamiento del Mercado de la Cruz. Para algunos, la obra es muy necesaria pues la demanda incluso se desborda a calles aledañas. Pero para otros, el proyecto solo incentivará el uso del automóvil coadyuvando, a largo plazo, a un desastre ambiental.
El gobierno está respondiendo a demandas latentes del mercado, cuya guía ideológica o “cruz” es que la movilidad primero se resuelve con el automóvil. Así como cuesta trabajo imaginar un Bernardo Quintana con tranvías, ciclovías y banquetas amplias, es difícil vender la idea de un Mercado de la Cruz peatonal, con servicios de micro- y ciclo-logística. Así pues, nos tenemos que cuestionar la cruz que cargamos, cuál es nuestra parroquia, y cómo la podemos negar.
MT