Claudia Ramírez Montoya*
Según la consultora McKinsey, Asia destaca como líder indiscutible en la economía mundial. Con más del 50 por ciento de hogares de clase media, un liderazgo en la generación de patentes y una contribución del 57 por ciento al PIB mundial, la región impulsa el crecimiento económico global.
Una tendencia que ha tomado fuerza es la creciente inversión de empresas asiáticas en México. Este cambio estratégico responde a las políticas estadounidenses implementadas por Trump en 2018 y a las contingencias derivadas de la pandemia. Ante estos desafíos, las empresas asiáticas han optado por estrategias de ‘nearshoring’.
Forbes reporta que empresarios de China, Singapur, Taiwán y Japón han fijado su atención en Querétaro con la intención de invertir más de 94 mil millones de pesos en la expansión de líneas de producción y el traslado de fábricas desde Asia a México, impulsados por la estrategia de ‘nearshoring’.
Este crecimiento exponencial plantea desafíos para Querétaro, que, ahora, debe invertir no solo en infraestructura, sino también en la generación de talento y el desarrollo de proveedores locales para satisfacer la creciente demanda de las empresas asiáticas.
La colaboración entre Asia y México es un ejemplo tangible de una nueva narrativa económica, donde la adaptación y la colaboración son esenciales para navegar las aguas del cambio económico global. Este vínculo estratégico no solo beneficia a ambas regiones, sino que también contribuye a forjar un panorama económico mundial más dinámico y resiliente.
* Profesora de Gestión y Liderazgo del Tecnológico de Monterrey, Campus Querétaro.
MT
