Mario Maraboto
El pasado lunes 11 de marzo, los candidatos a la Presidencia de la República firmaron el Compromiso por la paz, propuesto por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM). Antes de firmar, la candidata oficial solicitó agregar un documento firmado por ella; obvio: firmar sólo el documento de la CEM implicaría aceptar el desastre del actual gobierno en seguridad.
En su documento, la señora Sheinbaum pone como marco referencial algunas citas de la Carta Encíclica Fratelli Tutti “sobre la fraternidad y la amistad social” del Papa Francisco, previo a exponer sus coincidencias, pero más sus desacuerdos en cuanto al diagnóstico presentado, diferente a la realidad que sólo está en su mente y en la del presidente.
Pero qué bueno que nos remite a dicha Encíclica que ilumina nuestra realidad. Para empezar, el numeral 147 de dicha Encíclica le va bien a Sheinbaum: “Reconozcamos que una persona, mientras menos amplitud tenga en su mente y en su corazón, menos podrá interpretar la realidad cercana donde está inmersa”. La científica niega la realidad.
La candidata refiere el número 127 de la Encíclica: “Este es el verdadero camino de la paz, y no la estrategia carente de sentido y corta de miras de sembrar temor y desconfianza…” Seguramente piensa que la estrategia política del actual gobierno ha tenido sentido, ha sido de amplias miras y no ha sembrado temor y desconfianza, todo lo contrario a la percepción generalizada de los ciudadanos. Es la política de los “otros datos” que piensa continuar de ganar la presidencia.
La Encíclica contiene expresiones que definen muy bien lo que es el actual gobierno y lo que podría ser si esta señora ganara la presidencia. Por ejemplo, el número 92 señala: “Hay creyentes que piensan que su grandeza está en la imposición de sus ideologías al resto, o en la defensa violenta de la verdad, o en grandes demostraciones de fortaleza”. Lo mismo el numeral 99: “Quien mira a su pueblo con desprecio, establece en su propia sociedad categorías de primera o de segunda clase, de personas con más o menos dignidad y derechos. De esta manera niega que haya lugar para todos”.
¿No estamos ante un presidente que de forma violenta defiende SU verdad? ¿No es cierto que nos ha dividido desde su inicio clasificando entre chairos y fifís o liberales honestos y conservadores corruptos? ¿No se ha referido a los pobres como “estrategia política”, quitándoles su dignidad de ciudadanos?
El punto 113 describe a este gobierno: “ya hemos tenido mucho tiempo de degradación moral, burlándonos de la ética, de la bondad, de la fe, de la honestidad, y llegó la hora de advertir que esa alegre superficialidad nos ha servido de poco. Esa destrucción de todo fundamento de la vida social termina enfrentándonos unos con otros para preservar los propios intereses”. Quién sino AMLO -y ahora ella- se han burlado de la ética enmascarando injusticias, enfatizando la confrontación y alentando la destrucción de la vida social al solapar la violencia de grupos criminales. Finalmente (por espacio) dice la Encíclica en el número 115: “nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a personas”. Lamentablemente estos personajes no ven al poder como servicio sino como una forma de ideologizar y de servirse de él para sus intereses personales, tanto políticos como económicos.
Muy recomendable leer y reflexionar especialmente el Capitulo V de la Encíclica, referente a la mejor política, en donde se habla del desprecio a los débiles, utilizados demagógicamente, la legitimidad de la noción de pueblo, y el populismo.
Inesperado el uso de un documento de la Iglesia para fines políticos.