Sergio Arellano/Asesor en Derechos Humanos
@siarellano5
Como cada año en nuestra ciudad de Querétaro, se llevó a cabo el evento conmemorativo de la promulgación de nuestra Constitución de 1917 cuya redacción es histórica en razón de los derechos sociales que fueron reconocidos y que, con el paso del tiempo, han sido perfeccionados para un mayor bienestar de la colectividad. Como todo documento basal, se necesitan ideas concretas y precisas para que las partes involucradas conozcan los alcances de formar parte de dicho acuerdo; en este caso, un pacto social que tiene como finalidad ofrecer gobernanza y escenarios paritarios para todos los que viven en determinada circunscripción.
Ahora bien, estimada o estimado lector, haciendo a un lado la reflexión filosófica, tenemos frente a nosotros un reto considerable en materia constitucional, toda vez que los tres poderes de la unión se han equivocado profundamente en la interpretación de nuestra norma máxima, optando por intereses particulares y abusando de los enormes vacíos legales que no han sido resarcidos por el congreso federal. Aunado a esta lectura política, he sido partidario de que el contenido de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, tiene que ser incluyente, específico e insistente en cuanto a sus principios generales sin caer en lo reiterativo y robusto; las y los legisladores, tienen que dejar la silla del protagonismo para darle voz a la ciudadanía que votó por su representación en vías de resolver los problemas prioritarios.
En suma, celebramos el esfuerzo constituyente que, naturalmente, ha adquirido más responsabilidades con el paso de los días, volviendo el asesoramiento legislativo, una tarea compleja y loable que merece ser dirigida por expertos en derechos humanos.