Alejandro Gutiérrez Balboa
Al cumplirse en unos días un año de la invasión rusa a Ucrania, el mundo mira un reacomodo de bloques con consecuencias peligrosas para todos, particularmente el riesgo real de una guerra nuclear.
Primero fueron las sanciones europeas y norteamericanas, agrupados principalmente en la OTAN, a Rusia. De las cosas más indeseables para los rusos, ocurrió la decisión de Finlandia y Suecia de integrarse en este bloque ya que, desde el surgimiento de esta alianza militar en abril de 1949, estos dos países habían decidido permanecer neutrales.
Por otra parte, la decisión china de apoyar, aunque hasta ahora sólo retóricamente a Rusia, aunado a su incrementada actitud agresiva contra Taiwán, mas la guerra comercial y tecnológica con Estados Unidos, todos estos factores juntos han provocado un amplio movimiento generalmente denominado Near Shoring. Éste implica, entre otras cosas, la migración de muchas empresas norteamericanas que hace años se establecieron en China para abaratar costos y así competir ventajosamente, pero que ahora prefieren buscar otros horizontes.
Desde luego, este movimiento significa áreas de oportunidad inmejorables para muchos países como el nuestro, pero que requiere visión y miras estratégicas que hoy se encuentran ausentes en el actual gobierno, lo que puede implicar todo un desastre en el mediano plazo.
Otros conflictos regionales de alcance más estrecho, como las pugnas en Medio Oriente, con Irán y el mundo árabe; los choques y desplazamientos africanos que cada vez se sacuden más las tutelas europeas, como lo que ocurre en el Sahel, hablan de un crecimiento de influencias globales cambiantes y distintas.
De igual manera, la pugna y crecimiento de populismos de izquierda en América Latina, el afianzamiento dictatorial en Nicaragua y Venezuela, bajo la inspiración cubana, corren el peligro de posponer o de plano cancelar el crecimiento, progreso y futuro de los países de esta región, aprovechando la crisis generacional de una sociedad denominada líquida por su volubilidad y falta de consistencia.
Los retos están enfrente, en espera de liderazgos visionarios y de decisión ciudadana. No son éstos tiempos de ignorar riesgos y evadir responsabilidades, como ha venido ocurriendo. La tarea es impostergable. Hoy.