Por todo lo anterior, el papel de líder de opinión cada vez se ha vuelto más relevante y, a su vez, peligroso
Hugo Lora
Una de las características esenciales para que una democracia funcione es la libertad de poder decir lo que cada quien piensa y siente. Esta forma de gobierno encuentra en la diversidad y su representación, traducida en voz, la fuerza para ser estable. No solo esto, este derecho es una manera tangible de rendición de cuentas, aún más en estos tiempos en los que la información se difunde en segundos y en los que su alcance es prácticamente global. Las redes sociales han venido a cambiar la relación que anteriormente había entre el Gobierno y los llamados medios tradicionales. Ahora, cualquier ciudadano tiene la capacidad de volverse un reportero y los medios tienen un foro mucho más grande para difundir sus contenidos.
Por todo lo anterior, el papel de líder de opinión cada vez se ha vuelto más relevante y, a su vez, peligroso. Desgraciadamente, México es el tercer país a nivel mundial en el que más periodistas pierden la vida. Por eso es de reconocerse la labor que realizan miles de personas diariamente con la responsabilidad de llevar información confiable a todos los ciudadanos.
Durante los últimos años, hemos visto cómo una simple nota es capaz de destrozar la reputación de un Gobierno o de un político no solo en nuestro país, sino a nivel mundial. Por eso, cómo sociedad es fundamental fomentar y proteger esta profesión, ya que, muchas veces, son ellos los que con sus palabras combaten la peor plaga de nuestro país, la corrupción.
Es un verdadero honor contar con el privilegio de tener un espacio como este y, por lo mismo, en él siempre habrá un apoyo incondicional a todos nuestros colegas. No debe de haber un día más en el que esta profesión tenga como añadidura el miedo.