Alejandro Gutiérrez Balboa
Dos factores se combinan para profundizar la incertidumbre sobre la paz y la seguridad en buena parte del mundo: el conflicto en Ucrania y las elecciones en Estados Unidos del próximo noviembre.
En efecto, luego de la “victoria electoral” de Vladimir Vladimirovich Putin del pasado domingo, su poder se asemeja al de Stalin o al de los viejos zares autócratas. Desde que fue elegido por el declinante Boris Yeltsin para ocupar el cargo de presidente de Rusia el último día de diciembre de 1999, y tras ser elegido para otros 6 años más, ningún gobernante ruso habrá durado más en el poder en los últimos 2 siglos.
Putin se deshizo, bloqueó o encarceló a la oposición, ha enfrentado organismos de derechos humanos, medios independientes, a prácticamente todos los países democráticos que señalan su falta de libertad en unas elecciones que no fueron justas; eliminó al único que podía derrotarlo, Alexei Navalni, y ahora ha reemprendido la ofensiva en la invasión a Ucrania, ha amenazado con no dejarla en paz y dijo que nadie podrá con Rusia.
Este mensaje se da cuando Rusia trata por todos los medios de evitar que la ayuda occidental llegue a Ucrania, en especial nuevos armamentos. Pero hoy mismo ya se encuentran militares de la OTAN en Ucrania, asesorando, informando y probablemente entrenando a los ejércitos ucranianos. Falta muy poco para verlos combatiendo la invasión rusa y el presidente francés Emmanuel Macron ha abierto esa posibilidad.
En tanto, Rusia incrementa su desinformación y propaganda ¡en la frontera de México! En efecto, mediante una estrategia muy evidente, medios rusos destacan la migración indocumentada a Estados Unidos, exageran los problemas de seguridad que esto acarrea, publican crímenes cometidos por los migrantes, inventan estadísticas que “prueban” que los migrantes cometen muchos más crímenes que los ciudadanos regulares en el país vecino y, con ello, abastecen de combustible incendiario a la retórica de Donald Trump en esta materia.
Se deduce que el triunfo de Trump es vital para los intereses rusos, para debilitar la alianza europea, alejar a EU de los conflictos europeos y dejarles el campo libre. Lo paradójico es que nuestro gobierno se preste a ello, incrementando el número de espías y agentes rusos en México, que trabajan arduos contra nuestros intereses.